Cómo promover la Cultura Maker

Detrás de muchas de las grandes innovaciones en todos los ámbitos de nuestra sociedad está lo que en el mundo de la educación se conoce como cultura maker. También ampliamente conocida como una extensión de la filosofía «Hazlo tú mismo», esta forma de pensar y actuar ha crecido aún más durante la pandemia de coronavirus.

 

Con la necesidad de aislamiento social y la suspensión temporal del trabajo y de las clases presenciales en muchos lugares, la gente empezó a desarrollar nuevas habilidades y talentos. El objetivo era ocuparse, la mayor parte del tiempo, pero también resolver problemas o retos que experimentaban en casa y no querían traer a gente de fuera de sus círculos para satisfacer estas necesidades.

 

Se trata de la cultura maker puesta en práctica, aunque por motivos distintos a los originales que sustentan la filosofía. La búsqueda de soluciones a los problemas de forma activa y práctica.

 

E implantar este tipo de cultura y mentalidad en las instituciones educativas, independientemente de si enseñan de forma presencial, a distancia o híbrida, es fundamental para cambiar los patrones tradicionales que quizá ya no tengan mucho sentido con las necesidades del mundo actual, especialmente para los estudiantes.

 

Si te interesa saber más sobre la cultura maker y cómo puede implantarse en tu centro educativo, ¡sigue este artículo!

 

¿Qué es la cultura maker en la educación?

 

Basada en la idea de «hazlo tú mismo», la cultura maker surgió en la década de 1960, difundiendo la idea de que todo el mundo es capaz de crear y construir cosas, objetos, productos o ideas nuevas.

 

El principal objetivo de esta filosofía es estimular la creatividad y hacer que las personas se sientan capacitadas para tomar decisiones y seguir caminos basados en lo que creen y crean.

 

Como ya hemos mencionado, el concepto de cultura maker está presente en todas las esferas de la sociedad, desde el espíritu empresarial hasta la vida doméstica. Trasladándolo al escenario educativo, el resultado es el favorecimiento de un entorno para la experimentación y la aplicación práctica del conocimiento.

 

La cultura maker en las escuelas ha venido a transformar la práctica educativa tradicional, añadiendo más valor y generando un mayor compromiso entre los alumnos. El modelo estándar del profesor dando clases y el alumno absorbiendo el contenido y demostrando su aprendizaje mediante exámenes ya no funciona de la misma manera.

 

Los estudiantes, en particular, acaban teniendo poco compromiso con este modelo, y esto se puede ver principalmente en las tasas de abandono y absentismo escolar que experimentamos en Brasil.

 

Para evitarlo, la cultura maker orienta las actividades hacia formatos más prácticos, colaborativos y de construcción conjunta, en los que los alumnos se ponen realmente manos a la obra para aplicar los conocimientos que han aprendido en el aula.

 

Esta dinámica también proporciona una mayor interacción entre profesores y alumnos, reforzando las funciones de cada uno en el proceso de construcción del aprendizaje. Dentro de la cultura maker, el profesor asume el papel de tutor o mentor de los alumnos en su proceso, quienes a su vez toman las riendas del aprendizaje tratando de desarrollar conocimientos por sí mismos y aplicarlos en la práctica.

 

La cultura maker y el aprendizaje activo: cómo promover

 

Para comprender plenamente el contexto, es importante subrayar que la cultura maker en las escuelas forma parte del marco del aprendizaje activo. Este tipo de metodología pretende proporcionar experiencias de aprendizaje innovadoras a los alumnos, tratando de implicarlos cada vez más en el proceso educativo.

 

Por tanto, implantar y promover una cultura maker en tu centro educativo es un paso que debe darse con mucho cuidado y planificación. Las innovaciones traen consigo la necesidad de adaptarse, sobre todo cuando hablamos de escuelas que no utilizan tantos métodos innovadores en su trabajo diario.

 

Por eso es fundamental contar con el apoyo de profesionales especializados para analizar el escenario actual de tu institución y diseñar un plan que sea viable y aporte los resultados deseados. He aquí algunos consejos para implantar la cultura maker en las escuelas.

 

  • uso de la tecnología en el aula;
  • dotación de laboratorios u otros tipos de espacios maker;
  • el uso de recursos como impresoras 3D, robótica y elementos de programación para despertar la curiosidad y el interés de los alumnos;
  • al aire libre, como los huertos comunitarios, el compostaje y la preparación de alimentos naturales y sanos;
  • actividades de carpintería, desarrollo de juguetes y juegos;
  • entre otras muchas opciones.

 

Promover debates sobre temas pertinentes a la realidad actual de los alumnos, aspectos sociales, cuestiones medioambientales, etc. también puede motivar el desarrollo del pensamiento crítico y el poder de la argumentación. Se trata de habilidades fundamentales en el desarrollo de los ciudadanos, que pueden enseñarse y trabajarse desde la educación básica mediante el fomento de la cultura maker.

 

En resumen, el principal objetivo de la cultura maker en las escuelas es estimular la autonomía, la creatividad, la colaboración, la comunicación y otras competencias socioemocionales de los alumnos en su proceso de aprendizaje.

 

Esto podría contribuir en gran medida a prepararlos para la vida adulta y para el mercado laboral actual, que exige distintas habilidades y competencias más allá de los contenidos técnicos que tradicionalmente se presentan en las asignaturas escolares.