En 2016, Maria Vitória era una estudiante de secundaria en Londrina (PR) cuando fue seleccionada como una de las finalistas mundiales de la Feria de la Ciencia de Google con un proyecto innovador que implicaba el uso de pastillas para reducir el consumo de lactosa. Ese año, su profesor Fabio Bruschi recibió el Premio al Educador Inspirador de la Feria de la Ciencia de Google, que reconoce los esfuerzos de los educadores que animan a sus alumnos a ir siempre un paso más allá en busca de más conocimientos. Para honrar la labor de Fabio, María escribió una carta en su honor, agradeciéndole todo lo que hizo por la educación:
Querido Fabio,
A veces la gente me pregunta qué te hace ser una profesora tan especial. Y cada vez respondo algo diferente, porque no hay una única razón. Eres exactamente lo que el premio dice que eres: una educadora inspiradora. Eres un maestro que inspira, motiva y anima. Siempre te preocupas por la felicidad de tus alumnos y estás orgulloso de lo que hacemos.
Lo que te convierte en una persona increíble es tu don para hacernos creer a los alumnos que somos capaces de alcanzar nuestros objetivos cuando ponemos en ello nuestra mente, nuestro corazón y nuestra fuerza de voluntad. Lo que te convierte en un educador inspirador es tu capacidad para animar, es el amor que sientes por tu trabajo, es la forma en que guías a tus alumnos, es la forma en que nos has demostrado que estudiar puede ser divertido y que aprender cosas nuevas es la mejor parte de nuestro día.
Gracias por creer tanto en mi potencial y por animarme a participar en la Feria de la Ciencia de Google. Gracias por permitirme vivir experiencias y darme cuenta de cosas que nunca habría imaginado. Gracias también por ser un maestro y un padre para mí, diciéndome que soy un ganador por todo lo que he conseguido. ¡Ha sido un honor formar parte de este momento contigo! Enhorabuena por tu logro y por mostrarnos a todos nosotros en Brasil que es posible y que vale la pena marcar la diferencia incluso cuando la educación está infravalorada.
El mundo tendría suerte si hubiera más profesores como tú.
Con afecto,
María Victoria